MEMORIA

La Casa Nielsen se encuentra en un terreno de dimensiones 16 por 32  metros en el barrio Carpinchos, Nordelta, Provincia de Buenos Aires.

Fue concebida inicialmente como una residencia de fin de semana para una familia joven, pero durante el proceso de diseño, los propietarios decidieron utilizarla de forma permanente.

Analía, diseñadora y productora de objetos, mobiliario y juegos infantiles, tiene su oficina y local en el edificio Fitz Roy. Junto con sus requisitos programáticos, también expresó sus preferencias en términos de lenguaje arquitectónico. Se inspiró en el edificio Fitz Roy y otras viviendas de hormigón a la vista con carpinterías y herrería oscura. Buscaba formas simples, espacios acogedores e integración con el entorno, especialmente en un espacio semicubierto o galería amplia. 

Martín también contribuyó significativamente, proporcionando dibujos, referencias y requisitos de equipamiento y domótica. Ambos enriquecieron la conversación de diseño con un marco programático y una orientación material valiosos.

La casa se distribuye de forma compacta en dos plantas alrededor de un patio central, un patio lateral de servicio y una galería que se extiende hacia el jardín.

El vestíbulo de entrada organiza y conecta todos los espacios de la casa. Desde aquí se accede a la zona de estar, el comedor con cocina integrada, vinculada al área y acceso de servicio. Mediante una escalera lineal que sigue el recorrido del patio, se accede a la planta alta, creando un trayecto largo y perpendicular al terreno.

La planta alta consta de los tres dormitorios necesarios y un cuarto de huéspedes que se puede integrar al hall de la planta alta. Junto con una terraza al oeste con vistas a la laguna, esta área conforma el espacio íntimo de la casa.

La casa es de hormigón visto con acabado fenólico negro en cielorrasos y paramentos de tablas cepillada. Las operaciones de vacío y aventanamientos fueron trabajadas cuidadosamente teniendo en cuenta la materialidad, las partes y la síntesis formal.

Esta síntesis la genera la definición de todas las aristas del prisma, con carpinterías, detalles de herrería, revestimientos de madera, zinguerías y filos de hormigón que se encuentran siempre en una línea. En los ángulos o giros del volumen, los materiales actúan como costuras siguiendo lógicas materiales y definiendo la singularidad y forma general de la casa.

Con esta obra, el estudio exploró, en el contexto de una encomienda clásica de una casa en un barrio cerrado, un lenguaje arquitectónico que controla meticulosamente la continuidad entre los espacios interiores y exteriores, ajustando la entrada de luz y calibrando el corte, con la premisa de sintetizar y articular el programa en un espacio habitable y una forma sencilla. Buscamos lograr confort, escala y carácter en los distintos lugares de la casa a través de tensiones y distensiones en el volumen de aire.

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